El ojo vago, o ambliopía, es una afección visual que se desarrolla en un ojo, en el que generalmente no hay un problema estructural progresivo con el globo ocular. Suele aparecer en la primera infancia, normalmente antes de los 7 años, y si no se trata puede continuar hasta la edad adulta. La ambliopía se produce cuando el cerebro comienza a favorecer un ojo sobre el otro, lo que significa que el ojo más débil se utiliza menos. Como resultado, pueden verse afectadas la percepción de profundidad y la coordinación, que son habilidades esenciales para el atletismo.
En esta historia, queremos examinar lo que el ojo vago puede significar para un atleta en su carrera, los peligros de la ambliopía en los deportes y cómo la terapia de la visión podría mitigar esas preocupaciones para los atletas.
La ambliopía se produce cuando se altera la entrada visual normal al cerebro desde un ojo y el cerebro favorece más a un ojo que al otro. El trastorno puede producirse por diferentes factores que lo producen como el estrabismo (la desalineación de los ojos), la anisometropía (diferencias en el alto poder refractivo de ambos) o una obstrucción visual entre las que destacan las cataratas por nombrar sólo algunas). Los síntomas comunes de la ambliopía incluyen la percepción reducida de la profundidad, problemas para concentrar los ojos juntos y reducción de la visión en uno de los ojos.
Esto es especialmente perjudicial en los deportes competitivos, en los que son muy importantes las reacciones rápidas, la coordinación mano-ojo, la percepción espacial y la precisión de las habilidades motoras finas. Los déficits en la apreciación de la distancia, los tiempos de reacción y el equilibrio que presentan los atletas con ambliopía no tratada podrían afectar a su rendimiento en tenis, baloncesto y fútbol.
Por ejemplo, la percepción simultánea de la profundidad es la capacidad de juzgar a qué distancia pueden estar los objetos y cuándo podemos necesitar ajustar nuestros movimientos. Para muchos deportistas, la visión binocular (de ambos ojos trabajando juntos para una percepción óptima de la situación) se utiliza de forma rutinaria para evaluar el espacio de juego en muchos contextos deportivos, de los que probablemente se vean afectados los individuos con ambliopía. Debido a que el cerebro suele bloquear la información procedente del ojo más débil, los atletas que tienen este tipo de ambliopía suelen sufrir problemas de percepción de la profundidad y les resulta difícil ver en tres dimensiones. Esto hace que atrapar una pelota, disparar a un objetivo o moverse a través de obstáculos sea especialmente difícil.
Estudios previos han demostrado que el ojo vago afecta a los deportistas que tienen dificultades en deportes que exigen una gran velocidad de reacción, habilidad motora fina y coordinación mano-ojo. Por ejemplo, los jugadores de béisbol necesitan tener una representación mental exacta de la velocidad y el ángulo con el que deben balancear el bate para asegurarse de golpear correctamente la pelota que se dirige hacia ellos, mientras que los jugadores de fútbol deben saber con precisión cuándo deben realizar pases cortos y cuándo deben cronometrar los retrasos. Estas situaciones pueden verse obstaculizadas por tiempos de reacción más lentos si se padece ambliopía, lo que también puede provocar errores de juicio.
Además de la percepción de profundidad, la percepción espacial es esencial para muchos deportes, ya que simplemente determina dónde se encuentra uno con respecto a los demás objetos o jugadores. La información visual necesaria para el equilibrio y el control del cuerpo puede verse drásticamente reducida con la ambliopía; esto puede provocar problemas en deportes que requieren agilidad y movimientos rápidos (Mitchell, 2003). Los atletas con ambliopía han demostrado una disminución del equilibrio y de los tiempos de reacción en comparación con sus pares (Stewart, 2011).
En deportes como la gimnasia, el patinaje artístico y el salto de trampolín, que exigen precisión y equilibrio, la mala visión en ambas bases de las gafas puede tener un impacto importante en la capacidad de un atleta para destacarse. La falta de conciencia espacial puede obstaculizar la capacidad de un corredor para mantener su carril o hacer correcciones repentinas durante la competencia, como demuestra un ejemplo de atletismo.
A continuación se muestran algunos ejemplos de ejercicios de terapia basados en juegos para atletas con ojo vago;
El ojo vago puede afectar seriamente a un deportista, no solo en términos de rendimiento físico, sino también psicológico. Entre las presiones que conlleva competir a niveles tan altos y la lucha añadida por la ambliopía, es fácil ver cómo estos deportistas pueden llegar a sentirse extremadamente frustrados o ansiosos. Esta carga a menudo puede reducir la confianza de una persona y reflejarse en su rendimiento. La terapia visual demuestra que estos efectos pueden mejorar la confianza, ya que el deportista verá mejoras en su rendimiento deportivo con el tratamiento.
La ambliopía (u ojo vago) puede afectar en gran medida la carrera profesional, ya que disminuye la percepción de profundidad, la coordinación, el equilibrio, la percepción espacial, etc. La ambliopía no tratada puede dificultar la participación de los atletas en deportes que dependen de la coordinación mano-ojo, la velocidad y la agilidad. Al incluir la terapia basada en juegos en su entrenamiento, los atletas con ojo vago pueden mejorar considerablemente su función visual y disfrutar de una ventaja sobre sus competidores. Su oculista podrá establecer un plan de pruebas después de un examen ocular y sugerir la opción de tratamiento que sea más adecuada para su situación particular.